Catalogo del material arqueológico del Proyecto Arqueológico Sonora-Sinaloa, México

Por Maestro Emiliano Gallaga Murrieta

El presente catalogo muestra una porción del material arqueológico del Proyecto Arqueológico de Superficie Sonora-Sinaloa dirigido por Gordon F. Ekholm (1937-1040), el cual se encuentra en el Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York.

Este catalogo fue conceptualizado bajo el deseo de contar con una fuente de imágenes para facilitar la identificación de material arqueológico durante el trabajo de campo y análisis de material para el Proyecto Arqueológico Valle de Onavas en la porción media del Río Yaqui, Sonora, México. La falta de investigación en el área, la ausencia de publicaciones y catálogos de material en y alrededor del área de investigación, y la oportunidad de acceder a las colecciones de Ekholm en el Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York en el verano del 2003, proveyeron el ímpetu de crear un registro fotográfico y elaborar un catalogo del material recolectado. Este trabajo no muestra todo el material colectado por Ekholm; solo una porción seleccionada se expone ya que el objetivo original del catalogo era centrarse en el material del Río Yaqui y áreas aledañas. La creación de este catalogo y su publicación en la página web del Museo es solo una muestra de la riqueza de sus colecciones. Más importante, es subrayar la importancia de estas y mostrar la oportunidad de sobrellevar análisis y/o re-análisis más detallados de materiales colectados y almacenados en colecciones de museos. Consultar material arqueológico de proyectos anteriores en o cerca de nuestras áreas de investigación facilita la creación, diseño, y planeación de mejores proyectos de investigación.

Geografía

El material arqueológico de la colección de Ekholm proviene de los estados mexicanos de Sonora y Sinaloa. Estos estados forman parte de una mayor región de investigación, la cual incluye los estados mexicanos de Chihuahua, Durango, y en ocasiones a la Península de Baja California, y los estados americanos de Arizona, Nuevo México, el sureste de UTA y Colorado, y el oeste de Texas. Esta basta región ha recibido varios nombres a lo largo de su estudio: Oasis América (Armillas 1969; Kirchhoff 1943), La Gran Chichimeca (Di Peso 1974), Aridoamerica (Kirchhoff 1954), the Greater Southwest (Beals 1932), El Noroeste Mexicano, y las cuatro esquina internacionales (Minnis 1989), dependiendo principalmente de que lado de la frontera internacional uno resida. Ninguno de estos términos es exento de connotaciones problemáticas y para el propósito de este catalogo, se ha escogido en usar las modernas divisiones políticas de Sonora, Chihuahua, Noroeste de México, y el Suroeste Americano en cambio (Gallaga y Newell 2004).

Investigación en la Región

Los primeros reportes o descripciones del Noroeste de México se localizan en los documentos coloniales, la gran mayoría descripciones de las entradas españolas en la región como las de Diego de Guzmán (Heredia 1969), Vásquez de Coronado (Hammond y Rey 1940), Núñez Cabeza de Vaca (1993), y Francisco de Ibarra (Hopkins 1988). La falta de sociedades complejas y riquezas, como oro y plata, similares a las que los conquistadores encontraron en el centro de México, dio como resultado un ímpetu menor en penetrar esta región y comparativamente descripciones limitadas y generales de la población nativa. Sin embargo, las descripciones coloniales proveen a los arqueólogos de útil información. En general, las descripciones culturales y materiales de las comunidades indígenas realizadas por los misioneros europeos son más informativas que las localizadas en los reportes militares o crónicas tempranas. En el caso concreto de la región del Río Yaqui, los documentos describen un área densamente poblada, el potencial colonizador de la región, y la interacción cultural y material entre las comunidades de la costa sonorense con la sierra.

Durante el siglo XIX, viajeros (Lumholtz 1902), geógrafos (Bartlett 1965; Brand 1933, 1935, 1943; Sauer y Brand 1930, 1931), y arqueólogos exploradores (Amsden 1928; Bandelier 1890, 1892; Ekholm 1939, 1942; Lister 1958; Noguera 1926, 1930, 1958; Sayles 1936), visitaron la región y se encuentran entre los más importantes pioneros de la investigación arqueológica de esta región. Los cuales sentaron las bases o puntos de partida de las futuras investigaciones en el Noroeste de México. Sin embargo, por muchos años, solo un puñado de investigadores se aventuraron por este camino. La gran mayoría de los arqueólogos prefirieron los grandes templos Mesoamericanos del sur o la omnipresente y atractiva arquitectura de las casas acantilado y pueblos del Suroeste Americano al norte. De hecho, la gran mayoría de los investigadores que visitaron esta área lo hizo con el único fin de estudiar como el pasado prehispánico del Noroeste de México se adecuaba a las áreas de su interés principal y nunca realizaron carreras en el Noroeste de México. Este es el caso de las investigaciones de Gordon Ekholm en el Noroeste de México. Sin embargo, la influencia y su contribución al conocimiento arqueológico de la región fue considerable y permanece altamente reconocido hasta el día de hoy.

El Proyecto Arqueológico de Prospección Sonora-Sinaloa

Al final de los 30's, George Vaillant investigador del Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, concibió, designo, y dirigió el Proyecto Arqueológico de Prospección Sonora-Sinaloa. Aunque Vaillant era el director del proyecto, Gordon F. Ehkolm, un estudiante graduado de la Universidad de Harvard, fue nombrado director del trabajo de campo y fue él el que realizo las colecciones en campo. El principal objetivo del proyecto era el de "rellenar" la brecha en el conocimiento arqueológico entre el Suroeste Americano y el limite norteño Mesoamericano, cubriendo un área entre la frontera internacional y el Río Culiacán (Ekholm 1942:33). Aunque el proyecto alcanzo su objetivo principal, desafortunadamente el resultado y análisis del proyecto permanecen sin publicar, con la excepción de algunos artículos generales acerca del proyecto (Ekholm 1939) y los resultados de las excavaciones realizadas en el sitio de Guasave, Sinaloa (Ekholm 1942).

A lo largo de tres temporadas de campo de seis meses cada una entre 1937 y 1940, Ekholm registró un total de 175 sitios entre los estados mexicanos de Sonora y el norte de Sinaloa, de los cuales 100 se localizan en Sonora y el resto en Sinaloa. El material colectado por Ekholm proviene de material de superficie de 106 sitios, de excavaciones realizadas en sitios mayores como el de Guasave, Sinaloa; y en la compra de colecciones existentes como la colección Bringas en Soyopa, Sonora (Carpenter 1996; Ekholm 1937-1940). Con la excepción del material proveniente de las excavaciones y el de las colecciones particulares, Ekholm localizo principalmente material cerámico y lítico, aunque con una gran variedad de artefactos dentro de estas dos categorías. Dentro del material cerámico, el material liso es el más frecuente, aunque también se localizaron lozas decoradas, malacates, y figurillas. Mayor variedad se observo en el material lítico, en el que se identificaron hachas de piedra, ornamentos, paletas de piedra, cuchillos mezcaleros, pulidores de concha, cuencos de piedra, agarraderas de atlatl, y puntas de proyectil. Adicionalmente, algunas cuentas de turquesa y pendientes de mica fueron colectados. Otro material comúnmente recolectado por Ekholm pero no menos importante, fue el material de concha marina. Este material se localizo tanto como materia prima, desecho de trabajo, y materiales terminado como cuentas, pendientes, cascabeles, y brazaletes. En general, la gran mayoria de materiales localizados por Ekholm, ilustra un considerable movimiento de materiales entre la costa y el interior, aunque no en el grado que él esperaba para respaldar una teoría de interacción directa entre Mesoamerica y el Suroeste Americano (Ekholm 1942: 136).

En términos de afiliación temporal, la mayoria de los sitios localizados por Ekholm fueron identificados a como prehispánicos, algunos como sitios coloniales, y otros menos como sitios históricos pertenecientes a grupos mexicanos, pimas, yaquis, o mayos (Ekholm 1937-1940). Ekholm pudo asignar afiliación cultural a menos de la mitad de los sitios prehispánicos localizados: 20 a la tradición Trincheras, 40 a la tradición Río Sonora, y 14 sitios seris o de la tradición de la Costa Central (Ekholm 1937-1940). Posteriormente, después de las excavaciones en el sitio de Guasave, más de 20 sitios fueron identificados o asignados a la tradición arqueológica Huatambampo (Carpenter 1996, Ekholm 1942; Pailes 1972, 1994).

Los sitios que Ekholm registró fueron localizados en distintas áreas geográficas, donde los habitantes prehispánicos explotaron diferentes recursos naturales y contaban con diferentes desarrollos sociales y políticos, y con interacciones locales y regionales. Algunos sitios fueron localizados en cerros o montes de origen volcánico, cubiertos de terrazas de piedra que fueron usadas como unidades habitacionales, campos agrícolas, o áreas defensivas. Este tipo de sitios y el material asociado a estos comúnmente se identifican como parte de la tradición arqueológica Trincheras. Otros sitios, localizados en la costa, presentan montículos hechos de arena/tierra y material cultural, principalmente concha marina. Dependiendo del material cultural localizado, estos concheros son identificados como seris (tradición arqueológica Costa Central), tradición Huatabampo, o yaquis. En el interior de Sonora, los sitios que Ekholm descubrió generalmente se ubicaron a lo largo del los valles pluviales, cerca de fuentes de agua y de las tierras cultivables, como aquellos sitios de la tradición Río Sonora. Además del material cultural disperso en la superficie, cimientos de piedra para unidades habitacionales fueron comúnmente observables. Piedra bola de río es el material común para estos cimientos, aunque piedra laja fue usada de igual manera. En algunas áreas en Sonora es posible asignar afiliación cultural a los sitios arqueológicos, pero en otras no es posible debido a la falta de investigación que permanecen inexploradas como es el caso de la región del Río Yaqui. A excepción de algunos grandes sitios, como el de Guasave, Sinaloa, o el Cerro de Trincheras, Sonora, el patrón de asentamiento en la región fue el de unidades habitacionales dispersas comúnmente identificadas como rancherías.

El sitio de Guasave, Sinaloa

Ekholm lo registro como el sitio numero 117 en su recorrido de superficie. El sitio se localizaba cerca de la comunidad de Guasave, Sinaloa "en la banda oeste del Río Sinaloa en el centro de un área agrícola extremadamente fértil" (Ekholm 1942:35). El sitio consistió en un montículo de tierra en forma oval de un metro 50 centímetros de altura y cerca de 40 metros de diámetro. Debido a que el sitio era el punto más alto dentro de esta área de cultivos, la población local lo denomino El Ombligo (Ekholm 1942:35). Al comienzo y basado en el material de superficie, Ekholm pensó que se trataba de una unidad habitacional o un basurero. Después de dos temporadas de excavación y la recuperación de 196 entierros, el sitio Guasave se convirtió en el cementerio formal más grande localizado en el Noroeste de México en ser excavado hasta el día de hoy. John Carpenter resume los resultados de las excavaciones en Guasave como:

"Las practicas mortuorias incluyen inhumaciones extendidas con las cabezas orientadas al norte, sur y oeste; bultos funerarios secundarios con restos desarticulados, y enterramientos secundarios dentro de grandes ollas funerarias lizas. También fueron evidentes bastantes casos de mutilación dentaria, representada por [dientes] incisos y caninos con muescas y limados, y deformación craniana fronto-lamboidal. Ofrendas asociadas con estos entierros revelan una elaborada cultura material, con varios tipos cerámicos incluidos loza roja, roja sobre café, loza incisa fina, y varios tipos de loza policroma, vasos de alabastro, implementos de cobre como cascabeles y un posible arete, concha [marina], joyería de pirita y turquesa, cuencos de calabaza pintados [estilo] cloisonné, textiles de algodón, mascaras de cerámica, pipas de barro, malacates modelados, un estampado en forma de cilindro, navajas prismáticas de obsidiana, restos de comida, dagas de hueso, y trofeos de cráneos humanos." Carpenter 1996:163

Aunque la publicación de Ekholm en 1942 sobre las excavaciones del sitio de Guasave proveen de una buena descripción de las excavaciones y el resultado de los análisis, el material y su información todavía ofrecen varias avenidas de investigación que puede ser explotadas.

Colección Fotográfica

Adicionalmente a la colección arqueológica recuperada de este gran territorio, Ekholm compilo un importante registro fotográfico de sus descubrimientos, sitios, colecciones materiales, excavaciones, comunidades, y gente con los que se topo en su recorrido. Este impresionante archivo fotográfico, más de 300 imágenes, pueden ser consultadas de igual manera en las colecciones del Museo Americano de Historia Natural beneficiando no solo arqueólogos, pero a historiadores, arquitectos, y antropólogos también. En muchas instancias, las imágenes capturadas por su lente no existen más debido al desarrollo local, intensivas actividades agrícolas, o sumergidas bajo las aguas por la construcción de presas. Por ejemplo, examinando la colección fotográfica de Ekholm, me tope con las imágenes de las iglesias de las comunidades de Tepupa y Batuc mucho antes de ser cubiertas por el agua de la presa Plutarco Elías Calles. Estas imágenes contrastan maravillosamente con mis fotos y mi memoria del recorrido que realizamos en la región en 1999 cuando visitamos los restos de estos pueblos que se encontraban en suelo seco debido a la severa sequía que atraviesa el estado. La oportunidad de poder comparar las imágenes de las iglesias antes y después de la construcción de la presa y los resultados de esta, fue una experiencia maravillosa y ejemplifica el potencial de usar, no solo esta sino todas las colecciones del museo no solo para diseñar nuevos proyectos de investigación sino realizar re-análisis de las colecciones existentes.

Agradecimientos

Agradezco al Dr. Charles Spencer, Dr. Christina M. Elson y al staff del Museo Americano de Historia Natural por facilitarme el acceso a sus colecciones y su apoyo en la realización de este catalogo. A la Maestra Gillian Newell por su apoyo y comentarios. Y finalmente al CONACYT por su apoyo económico para la realización de esta investigación.