¿Cómo Funcionan las Vacunas?
¿QUÉ SON VACUNAS?
[Hay dos jeringas con agujas cruzadas en primer plano. Los viriones de virus de gran tamaño flotan en el fondo.]
NARRADORA: Las vacunas son uno de los logros más trascendentales de la humanidad y son sumamente importantes para protegernos de las enfermedades.
[The camera pulls out to show the syringes are being held like crossed swords by two figures in polka dots. The virus particles “pop” on the needles and disappear.]
NARRADORA: Su desarrollo se dio a partir de conocimientos científicos de todo el mundo.
[La palabra “VACUNA” orbita alrededor de la Tierra y crea una protección. Las partículas de virus en dibujos animados rebotan en el globo mientras rota.]
NARRADORA: Las personas hemos usado la tecnología antiviral desde hace siglos.
[En una mano, una mujer sostiene un trapo que gotea un líquido etiquetado como “pus infectado”. Con la otra mano, frota el fluido en el brazo de un paciente.]
NARRADORA: Uno de los primeros tipos de inoculación que consistía en frotar pus de una persona infectada en una persona sana para generar un caso leve de la enfermedad, se originó hace cientos de años en Asia y África.
[En un mapa se observan África y Asia, que titilan con manchas rojas.]
NARRADORA: Lady Mary Wortley Montagu la llevó de Turquía a Europa. Un africano negro esclavizado llamado Onesimus la trajo consigo desde el oeste de África a América del Norte.
[Un mapa del mundo ilustra el camino del conocimiento desde el Medio Oriente hasta Europa, y desde África Occidental hasta América del Norte. A medida que se difunde el conocimiento, las manchas rojas pasan a ser de un color púrpura claro fijo.]
[La escena cambia a una gran jeringa en dibujos animados. Tres vacas flotan dentro de su cámara vacía.]
NARRADORA: Y a fines del siglo XVIII, Edward Jenner descubrió que los pacientes expuestos a la viruela vacuna, o sea de las vacas, adquirían inmunidad contra la viruela humana.
[El émbolo de la jeringa empuja hacia adentro, expulsa a las vacas y succiona la palabra “VACUNACIÓN”.]
NARRADORA: Por eso denominó vacunación a este proceso por la palabra de origen latino, que significa vaca.
[La cámara recorre la jeringa grande. Una vaca se para sobre la aguja y el texto en pantalla dice “VACCA = VACA”.]
[MUGIDOS DE VACA]
[La cámara sigue un émbolo de vacuna animado. En lugar de líneas que indican el nivel de dosificación en la jeringa, las marcas están numeradas con años de la línea del tiempo, de 1900 a 2000.]
NARRADORA: Hacia 1900 ya teníamos vacunas contra el cólera, la rabia, la fiebre tifoidea y la plaga. Y en el transcurso de los próximos 100 años la cantidad de vacunas creció exponencialmente.
[A medida que el émbolo se mueve a lo largo de la jeringa, aparecen los nombres de las enfermedades para las cuales la humanidad desarrolló vacunas.]
NARRADORA: Las vacunas ofrecen una protección increíble contra enfermedades que solían ser mortales, y hoy en día la vacunación salva más vidas que cualquier otro procedimiento médico.
[Se observa el desplazamiento de una variedad de carteles de vacunas de todo el mundo.]
NARRADORA: Pero cómo funcionan las vacunas? En primer lugar, veamos cuál es su objetivo. Nuestro sistema inmunitario es asombroso.
[Una jeringa grande y animada expulsa un líquido que saca la palabra “VACUNA” antes de caer en un recipiente.]
NARRADORA: En primer lugar, veamos cuál es su objetivo. Nuestro sistema inmunitario es asombroso. Es como una cocinera que tiene muchas recetas que puede preparar para protegernos de una amplia variedad de enfermedades.
[La cámara revela una toma más amplia del recipiente mientras una mujer chef lo revuelve en una cocina. En el mostrador hay un libro de cocina titulado “Recetas de vacunas”.]
NARRADORA: Las vacunas son como los libros de recetas: son las instrucciones con las que los cocineros aprenden nuevas recetas.
[Dos latas están etiquetadas como “VIRUS MUERTO” y “VIRUS ATENUADO”.]
NARRADORA: La mayoría de las vacunas utilizan una forma atenuada del virus, un virus muerto, o bien una parte inofensiva de su caparazón para activar el sistema inmunitario. Hacen llegar al cuerpo las instrucciones para la inmunidad, y con ellas, el sistema inmunitario prepara una receta para protegernos de un virus.
[La mujer chef vierte latas de “Virus atenuado” y “Virus muerto” en su recipiente para mezclar.]
NARRADORA: Entonces, si alguna vez nos encontramos con ese virus, el sistema inmunitario recuerda cómo deshacerse de él.
[Ahora, la mujer chef está detrás de la ventanilla de un restaurante de comida rápida. En la ventanilla hay un recibo que muestra un virus. La mujer chef sirve el recipiente.]
[DING, SUENA UNA CAMPANA DE SERVICIO]
NARRADORA: Durante décadas, los investigadores han trabajado en el desarrollo de otro tipo de vacuna: la vacuna de ARN mensajero o ARNm.
[Una investigadora sostiene una jeringa. El texto dice: “ARN mensajero (ARNm)”.]
[La escena cambia a una cadena de ARNm que flota en la pantalla. El ARNm es una sola hélice ondulante.]
NARRADORA: Todos tenemos ARNm en nuestro cuerpo. Su trabajo es transmitir las instrucciones para la fabricación de proteínas, que son moléculas que cumplen todo tipo de funciones en el cuerpo,
[Un segmento de ARNm se anima para parecerse a un letrero. Los brazos se ramifican.]
NARRADORA: … como el mantener las células unidas,
[El texto que aparece en la rama superior del letrero dice “BRINDAN ESTRUCTURA”.]
NARRADORA: … ayudar a que los músculos se muevan,
[El texto que aparece en la segunda rama del letrero dice “MUEVEN LOS MÚSCULOS”.]
NARRADORA: … y protegernos de los virus.
[El texto que aparece en la rama inferior del letrero dice “PROTEGEN CONTRA LAS INFECCIONES”.]
NARRADORA: Una vacuna de a ARN mensajero entrega instrucciones específicas y eficaces a las células inmunitarias.
[En las páginas de un libro de cocina, dice: “Receta con ingredientes” y se muestra una jeringa con la palabra ARNm.]
NARRADORA: En el caso de la COVID-19, el ARNm le dice al cuerpo cómo fabricar una proteína de la espícula o proteína "spike" que forma parte del caparazón del coronavirus SARS-CoV-2, que causa la COVID-19. Nuestras células elaboran la receta y listo: producen una espícula que no nos enferma, pero es reconocible por el sistema inmunitario.
[Una mujer chef revuelve algo en un recipiente y lee un libro de cocina titulado “Proteína de la espícula”. Mientras revuelve, una proteína de la espícula similar a la de la superficie del SARS-CoV-2 emerge del recipiente.]
NARRADORA: De este modo, el sistema inmunitario aprende cómo detectar y destruir el SARS-CoV-2 sin haber estado expuesto al virus real.
[En la ventanilla de pedidos de comida rápida, aparece un recibo con un dibujo de SARS-CoV-2. La mujer chef saca el recipiente con proteínas de la espícula.]
[DING, SUENA UNA CAMPANA DE SERVICIO.]
NARRADORA: Cuando se desató la pandemia de la COVID-19, pudimos desarrollar vacunas de ARNm con rapidez porque investigadores alrededor del mundo habían estado trabajando en el desarrollo de esta tecnología durante más de 30 años.
[Un dibujo de un virión de SARS-CoV-2 se disipa en un caleidoscopio de proteínas de la espícula, jeringas y las manecillas de un reloj.]
NARRADORA: Pero el desarrollo de una vacuna requiere confirmar que es eficaz y segura.
[La cámara recorre a los científicos y las jeringas y se detiene en un paciente al que lo están vacunando.]
NARRADORA: Para esto debe pasar por una serie de pruebas conocidas como estudios o ensayos clínicos. Las tres fases finales de este proceso consisten de probar la vacuna con voluntarios de todo tipo de antecedentes y con un número mayor de personas en cada fase. Todas las vacunas nuevas son sometidas a estos ensayos y las vacunas contra la COVID-19 no fueron distintas.
[Filas y filas de personas se levantan, una tras otra, todas vacunadas.]
NARRADORA: Científicos, profesionales médicos y voluntarios de todo el mundo lograron que esto sucediera más rápido que nunca, siempre priorizando que las vacunas fueran seguras.
[Un globo terráqueo se eleva detrás de las muchas personas que se están vacunando.]
NARRADORA: Sin embargo, aunque tenemos vacunas seguras y efectivas, disponibles y los niveles de vacunación contra COVID-19 están aumentando, resta trabajo por hacer.
[Los émbolos presionan en una fila de jeringas, y su contenido forma una línea gráfica ascendente, que representa que más y más personas se están vacunando. La cámara se aleja para revelar aún más jeringas que aún contienen vacunas y una línea de puntos inclinada, que ilustra cuánto más tenemos que avanzar antes de que todas las personas del mundo estén vacunadas.]
NARRADORA: Es necesario que todas las personas alrededor del mundo—y no sólo en los países más ricos—tengan acceso a las vacunas lo más pronto posible. También es importante seguir promoviendo la educación para disipar dudas y fomentar la confianza en las vacunas
[Versiones animadas de viriones de SARS-CoV-2 se deslizan entre una multitud de siluetas. Primero, una silueta cambia de un color oscuro a un brillo dorado y, luego, el brillo se extiende a todas las personas en la multitud.]
NARRADORA: Tenemos el poder de detener esta pandemia y las vacunas nos ayudarán a lograrlo.
[Se muestran los reconocimientos.]
Preguntas Sobre Vacunas en la Era de COVID-19
Las vacunas han modificado el curso de la historia de la humanidad. En los últimos 200 años, las vacunas redujeron, eliminaron e incluso, en el caso de la viruela, erradicaron enfermedades que asediaron a las poblaciones durante siglos.
Cuando surgió la COVID-19, una peligrosa enfermedad de transmisión rápida, los científicos trabajaron a la velocidad de la luz para desarrollar una línea de defensa contra esta nueva amenaza. Las vacunas contra COVID-19 se elaboraron utilizando décadas de investigaciones y nuevas tecnologías, pero gran parte de esta información no estaba al alcance del público.
A pesar de que miles de millones de personas en el mundo se han vacunado, todavía hay quienes tienen preguntas; algunas son nuevas y se relacionan con la pandemia de COVID-19, y otras son tan antiguas como las propias vacunas.

Cortesía de J. Marvin/Osler Library of the History of Medicine, McGill University

Cortesía de M. Corvello/Wikimedia Commons
Es la pregunta más básica; las personas quieren saber si una vacuna puede protegerlas contra un virus.
En EE. UU., antes de que se pueda inyectar una vacuna, esta debe atravesar ensayos clínicos rigurosos. Un grupo de personas recibe la vacuna real, el otro grupo recibe un placebo —una vacuna que contiene una sustancia neutra, como solución salina— y ni los científicos ni los participantes saben quién recibe cada una. Luego de un tiempo, se comparan los resultados de ambos grupos para ver si hay diferencias en los índices o la gravedad de la infección o enfermedad. Todas las vacunas contra COVID-19 se sometieron a ensayos clínicos rigurosos, y se ha demostrado que todas disminuyen el riesgo de infección y enfermedad grave debido a COVID-19.
Para analizar el funcionamiento de una vacuna, los científicos que están a cargo de un ensayo clínico miden en qué medida la vacuna reduce el riesgo de infección o enfermedad en comparación con las personas que no están vacunadas. Por ejemplo, supongamos que 200 personas participan en un ensayo; 100 de ellas reciben la vacuna y la otra mitad recibe un placebo. Si 50 personas del grupo del placebo se infectan, mientras que solo 10 del grupo vacunado contraen la enfermedad, eso significa que la vacuna disminuyó el riesgo de enfermedad en un 80 por ciento. Todas las vacunas contra COVID-19 que están autorizadas en EE. UU. fueron probadas en decenas de miles de participantes de ensayos clínicos. Se demostró que todas tienen un alto grado de eficacia en la prevención de las internaciones y las muertes por COVID-19.
El objetivo de los expertos es conocer tanto la eficacia de la vacuna (qué tan bien funciona en los ensayos clínicos) como su efectividad (qué tan bien funciona en el mundo real). A medida que surgen nuevas variantes, como las variantes delta y ómicron, se controla de manera constante la efectividad de las vacunas contra COVID-19.
Pero incluso aquellas de menor efectividad pueden salvar vidas y evitar la infección generalizada. Por ejemplo, las vacunas antigripales, que cambian de año a año para afrontar distintas cepas del virus de la influenza, tienen una efectividad promedio del 40 por ciento. Aun así, evitan millones de casos de influenza y miles de muertes por año en EE. UU.
Desde el siglo XVIII, momento en que William Jenner desarrolló la primera vacuna para proteger a la población de la viruela (y además acuñó el término), las personas se preocupan por la posibilidad de que los efectos secundarios de la vacunación sean peores que la enfermedad. Esta es la principal causa de las dudas en torno a las vacunas.
Desde entonces, los expertos en salud pública han estado lidiando con esta inquietud. Es difícil convencer a personas sanas de que cuiden su salud mediante una medida que puede tener posibles riesgos, incluso cuando el riesgo de no vacunarse es mayor.
Todas las vacunas, incluidas las nuevas, están respaldadas por décadas de investigación y técnicas de comprobación verificadas. Los médicos, enfermeros y otros proveedores de atención médica son fuentes confiables a las que podemos recurrir si tenemos dudas sobre los efectos secundarios.
Es importante reconocer que, al igual que los medicamentos pueden tener efectos secundarios, las vacunas también. Es por eso que una parte importante de todo ensayo clínico es el monitoreo de los efectos secundarios, que continúa incluso luego de que la vacuna comienza a usarse. También vale la pena destacar los enormes riesgos que representan aquellas enfermedades que podemos evitar si nos vacunamos.
Los beneficios de vacunarse son muy superiores a las posibles complicaciones que puede tener una enfermedad como COVID-19, a corto y a largo plazo. Por ejemplo, la miocarditis (es decir, la inflamación del músculo cardíaco) es un efecto secundario muy poco común de la vacuna contra COVID-19 que se ha documentado principalmente en varones adolescentes y jóvenes adultos. Pero el riesgo de tener la misma afección después de contraer COVID-19 es varias veces más alto.
“La miocarditis que vimos con la vacuna es leve en comparación con lo que conocemos como miocarditis asociada al virus”, dice Sallie Permar, directora del Departamento de Pediatría en Weill Cornell Medicine, en la ciudad de Nueva York; también destaca que, según su experiencia, la miocarditis relacionada con COVID-19 requiere una internación más larga, e incluso intervenciones para salvar la vida. En la mayoría de los casos de miocarditis posterior a la vacunación, los pacientes se recuperaron por completo gracias al tratamiento y al descanso.
Las preguntas acerca del efecto que pueden tener las vacunas sobre los problemas de salud existentes son frecuentes.
Cuando las personas tienen afecciones subyacentes y su acceso a la atención médica de calidad es reducido —p. ej., quienes siguen enfrentando el racismo médico y las desigualdades en la atención médica, como las personas negras, latinas, los indígenas americanos y muchas comunidades de inmigrantes—, puede que sea más complicado abordar y resolver estas preguntas e inquietudes.
Las afecciones subyacentes aumentan el riesgo de presentar una enfermedad grave, incluida COVID-19. De manera que los ensayos con las vacunas se diseñan, en parte, para comprobar si son seguras y eficaces para personas que tienen distintas afecciones. Los ensayos clínicos de las tres vacunas contra COVID-19 disponibles en EE. UU. incluyeron a miles de personas con problemas de salud frecuentes; al menos el 20 por ciento de los participantes de las últimas etapas de los ensayos tenían hipertensión, diabetes, enfermedades pulmonares crónicas, VIH u obesidad. Aquellos que desarrollaron los ensayos reconocen la importancia de que el grupo de voluntarios refleje la diversidad de la población, y los ensayos han demostrado que las vacunas son seguras y eficaces en personas con afecciones subyacentes.
Además de incentivar a la población a que se vacune, los expertos en salud pública hacen hincapié en que también debemos abordar las desigualdades de larga data que se originan en el racismo y la desigualdad económica, y que evitan que las personas tengan acceso a los recursos que necesitan para cuidar su salud y bienestar. “Tenemos que trabajar seriamente sobre algunos problemas de larga data”, dice la profesora de Igualdad en Salud y Atención Médica de Johns Hopkins University, Lisa Cooper. “Cuestiones como el acceso a una vivienda segura, al agua, a la comida, a un trabajo con un salario digno y a la atención médica… De esa forma, las personas estarán lo más sanas posible y tendrán todas las herramientas necesarias para protegerse en casos de una crisis como la pandemia”.
Existen antecedentes de conductas perjudiciales y poco éticas por parte de Gobiernos y empresas que implementaron ciertas políticas sin tener en cuenta el bienestar de toda la población. Por ejemplo, el caso del infame experimento Tuskegee que el Gobierno estadounidense llevó a cabo de 1932 a 1972, en el que se les negó tratamiento para la sífilis a hombres negros infectados durante décadas, lo que dio lugar a que algunos de los participantes fallecieran. Y al inicio del siglo XX, la vacunación obligatoria contra la viruela a veces se llevaba a cabo mediante allanamientos policiales nocturnos en comunidades pobres, de inmigrantes y de personas negras.
Sin embargo, la desconfianza no se limita a las comunidades perjudicadas y marginadas. Durante el último brote de viruela de Boston a principios del siglo XX, las comunidades blancas con poder político se oponían a la vacunación obligatoria y aducían que el Gobierno se estaba extralimitando y que dicha obligatoriedad constituía una violación de las libertades individuales.
Hoy en día, las profundas divisiones políticas fomentan la desconfianza en el Gobierno y los expertos médicos. Generar confianza requiere transparencia y el trabajo con socios comunitarios que brinden educación sobre COVID-19 y el acceso a las vacunas. En la ciudad de Nueva York, el Departamento de Salud se asocia a decenas de grupos de todos los distritos.
Se ha demostrado que las actividades de participación en salud mediante los socios comunitarios de confianza funcionan; por ejemplo, en un estudio, distintos barberos negros animaron a sus clientes negros a que se reúnan con farmacéuticos especializados en sus barberías para recibir medicamentos para la presión alta. Estas personas lograron reducir sus niveles de presión arterial y tuvieron éxito en mantener la disminución.
Los distintos virus que generan enfermedades provocan respuestas inmunitarias diferentes. En algunos casos, la persona infectada adquiere inmunidad de por vida contra la enfermedad. Pero en otros, como sucede con COVID-19 y la gripe, las personas pueden infectarse más de una vez, lo que las expone nuevamente a la enfermedad y sus complicaciones.
Se ha demostrado que las vacunas contra COVID-19 ayudan a disminuir el riesgo de reinfección en las personas que tuvieron la enfermedad, algo que es especialmente importante en los lugares y durante las épocas en que aumentan los índices de infección comunitaria, así como cuando comienzan a circular variantes nuevas y peligrosas. Además, los estudios han demostrado que las personas tienen respuestas distintas a la infección de COVID-19; algunas no adquieren inmunidad después de recuperarse. Vacunarse, incluso después de haber tenido COVID-19, reduce el riesgo de reinfección.
Además, la vacunación no solo aporta a la seguridad a nivel individual. Las personas vacunadas limitan la transmisión e infección para toda la población. Debemos entender los beneficios que tiene la vacunación para nuestros amigos, familiares y otros miembros de la comunidad que quizás sean más vulnerables. ¡Debemos luchar juntos!
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La familia de Irma y Paul Milstein ha brindado un generoso aporte para el Centro de Recursos de la COVID-19 y sus programas de desarrollo profesional para docentes.